Las comunidades neolíticas dejaron una gran huella en el paisaje de la Amaía donde se conservaban importantes campos megalíticos datables entre el IV milenio la.C. y el año 2100 antes de nuestra era (a.n.e.). En Ames hay catalogadas diez mámoas concentradas en cuatro áreas. En el noroeste localizamos el conjunto de Montouto (Sandar) en la parroquia de Agrón con tres mámoas. En el en el norte hay dos mámoas en Fontenla (Lens) y otras dos en Cortegada (Ameixenda) en el noroeste. En la parte más meridional del ayuntamiento, en la parroquia de Bugallido, hay tres mámoas que localizan en Firminstáns y Buceleiras.
De las primeras comunidades metalúrgicas del Calcolítico (2500 a.n.e.) se encontraron restos en los lugares en el monte del Cereixo, en Tarrio, y en el Monte de Abaixo, en Buceleiras, y fragmentos de cerámica campaniforme (2000 a.n.e.) fueron hallados en O Milladoiro. Con la difusión del uso de los metales se generalizan los petroglifos o grabados rupestres. En Ames hay localizados cinco conjuntos rupestres: en el monte Grande (Piñeiro), en el Outeiro de Pedrouzos, en Castelo y a Peneda Negra (Covas), y a Pena da Mira en Buceleiras. Circulos concéntricos, trazos radiales y cuevitas son los motivos más comunes.
En el siglo VIII a.n.e., durante la Edad del Hierro, la comarca estaba ocupada por el populi de los amaecos de donde procedería, según algunos especialistas, el topónimo de Amaía. En Ames hay seis parroquias en las que existen asentamientos castrexos (Piñeiro, Agrón, Ortoño, Covas, Biduído y Ames). La mayoría de los castros de Ames ocupan alturas que superán los 100 m. pero sin superar los 200. La cota más baja -80 metros la ocupa el castro de A Tarroeira en Ortoño, la más alta corresponde al castro de Piñor que alcanza los 199 m. de altura. Algunos asentamientos están defendidos con parapetos, aprovechando los fuertes desniveles del terreno para reforzar la defensa e incluso aprovechan los trazados de los cursos de aguas como fosos (Ortoño, Mirás, Agrón...)
En algunos de los asentamientos castrexos y en el yacimiento de Maceiras se encontraron restos materiales que indican la intensa romanización de la comarca. La zona sur del ayuntamiento estaba cruzada por una vía romana, a XIX, que desde Iria se dirigía a Compostela.